dissabte, 27 de març del 2010

26/03/2010. EL JINETE DEL ÚLTIMO PLANO.


Escribo desde la cama, con la resaca de la celebración de fin de rodaje de LA MUERTE DE OTILIA RUIZ. En mi cabeza resuenan los aplausos finales, los abrazos, las risas, la satisfacción y la profesionalidad y entrega absolutas de un equipo ciego de pasión. ¡Bendita ceguera! Una familia de ciegos apasionados comandados por Almudena (ayudante de dirección) y Sonia (jefa de producción), los dos pilares sobre los que se ha construido el milagro de LA MUERTE DE OTITLIA RUIZ. Porque creerme: la sensación es la de un milagro cuando recuerdas la idea revoloteando en la cabeza, saltando de la cabeza de Ida a la mía, y de la mía a la de Ida, y luego ves que todo ese mundo, esa alma creada, imaginada, soñada, cobra cuerpo, ¡y qué cuerpo!

Un cuerpo que ha nacido con la canción de EL JINETE resonando en el set, apoderándose de todos, entrando de lleno en la historia, en los personajes, en el equipo…

Recuerdo cuando de camino a Cádiz (donde Ida y yo íbamos a escribir la primera versión del guión), de noche, cruzando los Monegros en coche, bajo un cielo apuñalado de estrellas, le dije a Ida: “Prepárate para escuchar no una canción, sino la canción”. Y desde entonces “El Jinete” se quedó con nosotros para siempre, viajando en todo el proceso de creación, llegar al último plano a rodar.

En el plano Otilia está mirando al escenario, apoyada en la pared, fumando, escuchando cantar a Blanca Lupino la canción de “El Jinete”. Pero Arly Jover (Otilia Ruiz) debe imaginarlo porque ya no hay escenario ni está Aitana. Puede sonar la canción pero entonces Ida se gira y me dice “Miguel, ¿por qué no la cantas tú?”.

Yo no soy cantante, pero esta es una canción milagrosa, poderosa, adictiva, embrujada. No puedo escucharla sin cantarla también. Es como un grito bellísimo, una herida hecha melodía, pura pasión.

En alguna fiesta y en la intimidad, haciendo pausas mientras charlábamos sobre el guión, Ida a agarrado la guitarra y yo la he cantado saliéndome el alma por la boca.

Pero cantarla en el último plano rodado, con todo el equipo en el set, bajo la luz roja del club Nievenegra, con Ida a la cámara, ha sido como ejecutar un ritual, como cerrar un círculo alrededor de este acto de creación y amistad. Mientras la cantaba tenía en mis manos, bien cogida, la baraja de cartas del tarot que Ida me acababa de regalar hacía sólo unos minutos. Su baraja, la que ha estado en todo su proceso personal en el último año, la que ha participado en la elaboración de LA MUERTE DE OTILIA RUIZ, la que sale en un plano. Cantaba la canción mirando las cartas, tocándolas, sintiendo su fuerza…

Un momento inolvidable para mi.

Ha sido un placer escribir la crónica del rodaje de LA MUERTE DE OTILIA RUIZ. Ahora queda el sentimiento de ausencia, de echar de menos a la gente del equipo. Una sensación parecida a la de levantarse y dudar si lo que has soñado ha pasado de verdad o no…

Ahora me levantaré de la cama, agarraré el caballo y el jinete del último plano seguirá su camino, marcado para siempre por LA MUERTE DE OTILIA RUIZ.

TEXTO: MIGUEL LEÓN DURÁN

FOTOGRAFÍA: ERNEST GUAL

+FOTOS EN FACEBOOK: LA MUERTE DE OTILIA RUIZ

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